Quién soy

En un mundo imperfecto, yo no soy la excepción

jueves, 31 de enero de 2013

No preguntes que no lo sé

No sé qué demonios está pasando conmigo, pero el plomo que contaminaba mi alma está desapareciendo y el aplomo comienza a hacer acto de presencia.

Mi vida en estos momentos no es precisamente para lanzar cohetes pim pam pum congratulesions, pero amanece que no es poco y anochece en paz, que tampoco está mal. El pero lo pone mi neurona tocapelotas, que se pregunta qué ha pasado, cómo he llegado aquí, de dónde viene esta placidez. Ya os digo que es una neuri tocapelotas que va de listilla y todo lo quiere saber. Vamos a ver... meloncilla si estás bien, si te despiertas contenta (no en plan himno a la alegría pero con tralaralará suave), si disfrutas de un sol benevolente que además no te va sacar más pecas porque estamos en enero, si te ríes con la vida… ¿qué necesitas saber?

A estas alturas de la vida una ya tiene sus protocolos de seguridad, por tanto mis particulares hombres de negro han cogido a neuritocapé, la han amordazado y la vigilan estrechamente porque respuestas podría encontrar que no le habrían de agradar.

Y ya que, sin haberlo preparado, me ha salido un pareado, aquí lo dejo colgado.

Sed felices si las neuronas os dejan.

martes, 22 de enero de 2013

Animus animi

¡Biennnnnnn! Si pudiese escuchar las células que forman esta estructura que soy yo, sin duda eso es lo que oiría. Sin más motivos que el resto de los días, hoy desperté llena de alegría, sentí que había arrancado las telarañas del alma, las presiones que yo misma me había impuesto dejaban de estar ahí, y la vida me abrazaba.

Quiero atrapar esta sensación única de caminar sintiendo el aire frío en las mejillas y este sol invernal que, sin embargo, conforta. Un resorte interno me recuerda que dentro de dos meses será primavera, que el letargo terminará,  y que he logrado no hibernar aunque me haya dolido este invierno oscuro.

Saltaría.
Canturreo.
Se me escapa una sonrisa boba.
Sin porqués, porque sí… ¡Qué bello es vivir!



domingo, 20 de enero de 2013

ABC amoroso


Quizás sea la calidez de la mesa naranja, o puede que en las cápsulas de café se filtre el anhelo de un galán tipo George Clooney (personalmente me atrae otro tipo de hombre, pero tiempo ha que me asumí rara en materia varonil). El hecho es que, independientemente de los motivos, mi cocina se ha convertido en una especie de confesionario donde féminas de distintas edades se plantean más de mil y una preguntas sobre el AMOR.


Escuchándolas recuerdo una escena de la serie española "7 vidas". La veterana, lúcida y escéptica Sole, asiste asombrada a los consejos que da Carlota, experta el mal enamorarse, sobre el amor y replica:


-Carlota dando consejos sobre amor. ¿Qué será lo siguiente? ¿Un Papa negro?


Yo, más consciente que Carlota de mi ineptitud amorosa, no doy consejos. Preparo café, escucho (síiiiiiiiiiiii, lo hago a veces), hablo (por supuesto), comparto experiencias, y ofrezco el hombro o el abrazo, lo que haga falta a la amiga de turno.


La última en sentarse a compartir el café confidencial fue Marta. Su problema no es que no tenga éxito con el sexo masculino. Ocurre que ella, pasadas unas semanas, pierde interés en el otro, se le escapan las mariposas del estómago y educadamente llega al te dejo (que como dice el título de un libro es jódete al revés). Esta  mujer, en la que se mezclan altos porcentajes de emotividad y pragmatismo y afirma estar matriculada –a su pesar- en un master de soledad, después de varias relaciones fallidas y algunas ulceras en el corazón ha  elaborado una especie de test que pude ayudarte a decidir si quieres a esa persona en tu vida.

 
a) ¿Quiero ver a esta persona al despertar?
b) ¿Me gusta que me abrace o me bloqueo aunque sonría?
c) ¿Me gusta o disgustan las efusiones públicas de afecto?


 
Evidente, al ser el test suyo, las preguntas son personales, pero ella dice que le sirve porque si no hay abc lo que tiene no es compañía cómplice sino miedo a la soledad.


Aficionada como soy a hacer los test del Cosmopolitan no me parece tan descabellado el ABC de Marta, aunque yo creo que los fracasos amorosos amorosos tienen relación con la teoría del caos, pero eso os lo cuento otro día. 


Hoy, aunque esté en casa,  también yo paseo desorientada por una playa desierta y me hago tantas preguntas como miedos me estrangulan ese sustrato intimo que define quienes somos y que tal vez se llame alma.





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jueves, 10 de enero de 2013

Por las ramas (tarzana teórica)

Supongo que si encontrase la clave tendría la solución a esos días,  horas, y fragmentos de tiempo en los que la oscuridad me invade y una niebla fría me atenaza por dentro. ¿Por qué hoy desperté serena, felizmente envuelta en el abrazo cálido de mis sabanas, sintiendo una inhabitual placidez? Ahhh quién fuese alquimista vital y hallase la piedra filosofal de las emociones.

Si yo fuese un gato mi vida sería perfecta. Un refugio confortable, comida, agua, independencia… Pero de felina no tengo ni las uñas…

Y divagando que te divaga pienso que tampoco tengo alma de perro que obedece la voz de su amo. Ferozmente individualista, entrego, pero no regalo mi afecto.

¿Mula por lo terca? En parte sí, en parte no. Consciente de mis fallos y defectos, no me obceco en sendas que no llevan a otra parte que un orgullo tonto e insensato.

¿Pájaro? Volar vuelo, pero a pie de tierra. Y la idea de imaginarme ave de corral me gusta tan poco como la de ser reptil.

¿Un pez? Si no sé nadar ¿en qué aguas podría moverme?

Decididamente mi karma me ha llevado a ser esta persona contradictoria que ahora escribe y qué mirando el horizonte no deja de preguntarse adónde va.


miércoles, 9 de enero de 2013

Viajar, huir, soñar...

A veces me llegan fotos de otros lugares. Veo paisajes, que no huelo ni respiro, atrapados en un recuadro de la pantalla. Me llegan  viajes en forma de historias; otras veces solo aparecen como la anécdota de un lugar dónde una vez se estuvo.

La gente viaja mucho. Desplazan  maletas, mochilas, teléfonos y periféricos que les permiten conectarse con el otro extremo del mundo...

Hay momentos en los que también yo quiero viajar, pero  hacerlo sin maletas, sin identidad, sin conexiones… Sueño algunos viajes, consciente de que hay otros que debo emprender.