Quién soy

En un mundo imperfecto, yo no soy la excepción

miércoles, 12 de junio de 2013

Entrada nº 100 (Reflexiones sobre variaciones, combinaciones y permutaciones con 28 signos)

Me gustan las palabras.


Palabras que acompañan la espera
Palabras que curan heridas
Palabras que enaltecen sentimientos
Palabras que ponen pinceladas de ilusión en las vidas
Palabras amigas y palabras afiladas y duras como navajas
Palabras abiertas y palabras que levantan muros y vallas
Palabras a ciegas y palabras que te ciegan
Palabras delatoras y palabras mentirosas
Palabras mágicas y palabras duras
Palabras dulces y palabras amargas
Palabras…



Disfruto al escribir. Eso de emborronar papeles se me da bien. Incluso intentaría redactar oficios y certificados con elegancia e imaginación si fuese posible. ¿Os imagináis un documento con la siguiente apostilla “expido y firmo, a petición del interesado, en una calurosa mañana de julio ansiosa de vacaciones y sin más brisa que la artificial del aire acondicionado, en  un lugar de la península de cuyo nombre no creo que nunca vaya a olvidarme”. Tentada me siento,  pero me puede el encorsetamiento de años de lenguaje administrativo y,  como hay que ganarse el pan (o las galletas), lo pienso de farol, escribo lo que toca y sueño lo que puedo.



Hace algún tiempo, hablando con un amigo de  Guatemala mencioné a Rigoberta Menchú. Él me recordó que tenían otro premio Nobel. “Miguel Ángel Asturias”, le dije. Preguntó si lo había leído y le contesté que sí, que había leído a los 17 años “El Señor Presidente” y jamás había olvidado la novela. Recordé, aquella  tarde de mayo, en la que se me rompió el amor, y volví a casa con el corazón sangrante y los ojos llenos de agua. Entré en mi habitación con ganas de arrojarme en la cama, y dejarme morir de dolor. No lo hice. Sobre la mesita me esperaba un libro, cuyo trabajo tenía que presentar al día siguiente: “El Señor Presidente”. Comencé a leer, y la adolescente enamorada desapareció entre aquellas páginas que hablaban de una crueldad despojada de cualquier resto de humanidad, de un dolor inmenso, y una barbarie sin razón. Olvidé mi amor perdido. El reloj dejó de existir. Sólo era consciente de aquel mundo duro y terrible, que las palabras magistrales dibujaban para mí. ¿Cómo sentir mi pequeño dolor en medio de un Dolor con mayúsculas? ¿Cómo llorar por mí y no por aquel niño, que moría de hambre y abandono en un calabozo?


Aquel día descubrí la literatura como pasaje a otros mundos y también catarsis de mis demonios.


Hoy, me instalo ante este teclado convocando a los personajes que una vez inventé. Imagino el escenario en que se mueven, no pierdo de vista la biografía con la que los doté, observo donde han llegado. Analizo el camino a seguir para llegar a la meta que visualicé  cuando germinó el relato donde se mueven. Soy un  albañil  demente que, instalado en las nubes,  comienza la casa por el tejado. Todas mis historias  brotan en una inversa ilógica desde un final a un principio. Anárquica y arrítmica, establezco mis pausas, escribiendo sin otro método que intentar contar aquello que siento y veo.



Agradezco poder escribir;  y agradezco, infinitamente,  poder leer.







6 comentarios:

  1. Hay pequeñas cosas en la vida que hacer dar un giro brusco a un estado de ánimo. Un libro esperando a ser leído, una mirada especial, una palabra mágica entre muchas vanas...
    Tu anarquía y arritmia dan como resultado tus maravillosas letras.
    Besos Ángela

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  2. Gracias Clara.
    Quería que la entrada 100 estuviese dedicada a esa maravilla que es poder comunicarse, a los signos y, sobre todo, a quienes nos leen.

    Besos (no centenarios jajaja)

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  3. Y a nosotros nos encanta leerte, y echo en falta tus relatos divertidos en los que se cruzan las vidas por el mismo camino...

    Ya 100? Madre mía...Cómo pasa el tiempo!!!

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    1. Ando liada con un proyecto de novela. En cuanto a los líos... ya sabes que la realidad supera la ficción. Tenemos pendiente un café conversacional y nos pondremos al día.
      Besos.

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  4. Te imagino relatando algún informe con esa jerga. ¿Qué cara pondría el remitente? Me parto, mi Gondo.
    Enhorabuena por tu entrada number 100!!! No podía ser de otra manera:
    arrasadora!
    Un besazo y continúa escribiendo.

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    1. Bien sabes tú que llevo una temporada altamente productiva como juntadora de letras. El resultado no sé cómo será, pero vaga (literata) no estoy jajaja.

      Besos.

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