Despertó como tantas otras veces
de madrugada, pero esta vez no pudo dar media vuelta y deslizarse en la niebla
de la inconsciencia. Algo había activado ese resorte que nos saca del sueño y nos empuja
al territorio de la vigilia. Permaneció inmóvil, alerta, registrando cada
bostezo de la casa, el quejido de los muebles, la sordina de un coche… Nada, y
sin embargo…
Terminó por abandonar la cama,
ahora convertida en un amasijo de sábanas y desasosiego. La garganta reseca le
pedía un trago de agua y se dirigía a la cocina cuando vio el resplandor blanquiazul
de la pantalla. Era eso, pensó, había dejado el ordenador encendido. Con el vaso de
agua en la mano, se detuvo en la puerta del despacho observándolo. Él leía
concentrado, lo veía pasar páginas en la pantalla. Aunque conscientes de la
presencia del otro, ambos guardaron
silencio. Solo al llegar al final de la historia que ella había creado, él se
volvió:
-¿No hay más? ¿Es ese “tu final”? –su voz tenía un matiz de
rabia y tristeza.
-¿Esperabas otro?
-Esperaba… - dudó buscando las palabras apropiadas- supongo que algo diferente.
-¿Y cuál habrías elegido tú? ¿Un final feliz?
-No la habría dejado sola.
Ella avanzó mirándolo a los ojos, tan desnuda bajo el fino
camisón como en la mirada:
-Pero lo hiciste. La abandonaste no una, sino tantas veces
como llegaste.
-Tú sabes que no fue posible un
destino distinto. Soy todos los hombres que una vez creyeron amarla, o la
amaron, pero no pudieron permanecer a su lado. Creí que era amor cada vez que
la encontré, te lo aseguro. La amé siendo un joven. Quise que fuese mi mujer y
tener hijos con ella. La busqué en mi madurez desorientada…
-Pero nunca te quedaste con ella.
-No, no lo hice.
-Tú escribiste tus propios finales. Ahora yo escribo el mío,
y en él no estás.
-Ya leí. Ni siquiera he merecido un nombre a lo largo del
relato.
-¿Es eso lo que te molesta? Puedo
ponerte un nombre en cada etapa, pero lo importante es el sentimiento que deposité
en ti. Te quise cada vez que se cruzaron nuestros caminos, llevases un nombre u otro, encarnado siempre en un hombre que no fue, como le ocurre a la protagonista de la
historia que acabas de leer.
-Tu historia…
- Una historia de ficción, no la nuestra, aunque te filtres como personaje tanto
en cada párrafo como en cada ausencia.
- Con la categoría del hombre que no
fue…
-La vida se teje entre emociones de hombres y mujeres que se
buscan.
-Entonces volveremos a encontrarnos. Tendré otro nombre,
otro físico, otra vida… Y ya no seré parte de la ficción de la novela que imagines sino de tu realidad
- Inevitablemente.
-¿Me reconocerás?
-Espero que no. Quiero encontrarte de nuevo cada vez, sumergirme a ojos cerrados y corazón abierto en un comienzo donde todo se imagina posible, y olvidar que siempre hay un final.
El zumbido penetraba insidioso
como un martillo eléctrico dentro de la cabeza. Aún adormecida, sin abrir los ojos, buscó a
tientas el reloj y detuvo la alarma que puntualmente la sacaba de su letargo. Permaneció quieta un rato, recordando el sueño. "Mis personajes me plantan cara" -pensó, evocando la conversación con el que, en su novela, englobaba todos aquellos hombres por los que alguna vez sintió eso que llaman amor.
No pudo evitar echar un vistazo al ordenador antes de salir de casa. La pantalla, anodina y gris, custodiaba silenciosa la historia que ella imaginó.
No pudo evitar echar un vistazo al ordenador antes de salir de casa. La pantalla, anodina y gris, custodiaba silenciosa la historia que ella imaginó.
Abrió la puerta y salió a la
calle.
"Mientras tanto la vida seguia escribiendo otra historia", bonita frase para un bonito relato, nunca debemos rendirnos puesto que la vida sigue y no sabemos lo que el futuro nos espera. Un abrazo compañera.
ResponderEliminarYo, al menos, me defino como "cuentista", Rendan. Y la vida es mi mentora...
EliminarBesos.
GRACIAS QUERIDA AMIGA POR VENIR A COMPARTIR LA TARDE DEL TÉ, QUE ES UNA MANERA DE ESTAR MÁS CERCA, DE UNIFICAR SENTIMIENTOS, DE DEBATIR A VECES... PORQUE NO TODOS ESTAMOS DE ACUERDO EN ALGUNAS CUESTIONES. ESO ME GUSTA TAMBIÉN.
ResponderEliminarUN BESO GRANDE.
Gracias por tu paso por este lugar.
EliminarYo no tengo té, pero hay sopa de letras jajaja.
Abrazos.
Los personajes están revolucionados.
ResponderEliminarQue no te pase nada.
Besos.
¡Ay los personajes! ¿Qué historias podría yo imaginar sin ellos?
EliminarEs una mutua necesidad.
Besos.
Quiere más protagonismo, no hay duda, es capaz de colarse en tus sueños para reclamar su espacio. Tus frases consigues darle un toque nostálgico y melancólico a tu historia, por cierto, preciosa.
ResponderEliminarUn abrazo mi Gondi.
Muchos personajes son la suma de rasgos de gente que forma parte de nuestras vidas, a eso le echamos gotas de fantasía y... si hay suerte tenemos una ficción.
EliminarBesos Auroratris de mis mañanas.
Madre mía, esto es literatura dentro de la literatura. ¿A qué me recuerda esto? Ah, sí a una novela que tú me prestaste, protagonizada por un escritor al que se le aparece uno de sus personajes. Te metes en terrenos de alto nivel y yo me quedo sin palabras.
ResponderEliminarUn besico
Tú sabes que esta historia me rondaba. Te la conté en uno de nuestros viajes a Murciaquehermosa eres.Y conste que tengo más historias para amenizar el trayecto o amenazar jajajaja, que igual también.
EliminarBesos.