Efectivamente…
llevo tres días sufriendo -no en silencio, porque me faltó tiempo para llamar a
mis amigas y quejarme- un intenso dolor que baja desde el final de mi espalda a
mi pantorrilla. Diagnóstico: prociática, que debe ser un ciática light o
becaria, ¡menos mal! porque parece que la senior te deja pasao.
El mundo amanece con un frío de… gónadas (soy una dama), por tanto me recreo en
la grata sensación de un lecho caliente y la tranquilidad de que hoy no manda
el reloj. También, todo hay que decirlo, me estoy quieta porque sé que cuando
me levante voy a realizar un viaje al mundo sideral y, con lo romántica que es
la imagen de la noche estrellada, verlas de día en plan tebeo no es nada placentero.
El
malvado dolor, agazapado como un malo de opereta, sale de su escondrijo y zasss
me lanza una especie de rayo láser que deja mi pierna k.o. y mi boca lanzando
ayes como Camarón. De haber tenido puesta una camisa, y no un camisón de Woman
Secret, garantizo que le arranco los botones en un gesto de rabia incontenida.
Camino como buenamente puedo hasta el cuarto de baño, esperando que una ducha caliente conforte mi
pena y ahuyente el dolor. Más o menos lo logra; me dirijo a la cocina donde
preparo un capuchino y cojo las pastillas que debo tomarme cada doce horas. El nombre
es evocador “Lyrica”. Soy lectora compulsiva, así que comienzo a leer el prospecto.
¡Por todos los dioses del universo conocidos y por conocer! Aquí avisan que
puedes hincharte (intentaré no comer chocolates ni dulces a fin de mantener mis
52 kilos), problemas de erección (mira por donde esto no me toca) o pensamientos
suicidas que inmediatamente debes comunicar al médico. Miro la capsula diminuta
con tanto poder destructivo. Me la juego. Bebo el vaso de agua como los del
oeste el whisky, de un trago. Alea jacta est.
A
lo largo de la mañana leo, recibo la siempre grata visita de mis amigas,
contacto con la clínica donde recibiré las sesiones de fisioterapia y me
acribillarán con las doce inyecciones. Caliento el saco de huesos de cereza en
el microondas para tener calor seco. Me endemonio leyendo la novela de una
mujer tonta enamorada de un hombre que a mí me parece gilipollas perdido (me
cabrea porque me reconozco en ella y me fastidia recordar lo absurda y ridícula que una
puede llegar a ser).
Siesta
al calor de las cerezas. Luego clínica. Lo de las inyecciones no es tan malo. Será
que soy medio masoquista, pero no siento el pinchazo y eso que soy de las que
tienen cosquillas por todo el cuerpo. Soluciono lo de las sesiones y vuelvo a
casa con la tranquilidad de los deberes hechos y la pierna derecha dando cordel
como dicen en mi tierra.
Abro
el correo. Mmmm al menos alguien se acordó de mí. Mi dentista favorito (no soy
su paciente y por eso no lo odio) me manda un correo con video que, con mucho sentido del humor, titula
remedios para la ciática. Lo veo sonriendo sin parar. Mi vida no es apasionante,
pero está llena de gente maravillosa.
Pues muy bien escrito, cosita linda, pero cuídate esa ciática. Mira que duele, yo la he padecido alguna que otra vez igual que el lumbago y es muy jodido. A mimarse toca, ea.
ResponderEliminarGracias Ángela.
EliminarMe mimo en modo madre, y me dejo mimar por la gente que me quiere que siempre está ahí.
Besos dama de las letras (¡¡¡dios qué buena eres!!!)
Espero que te repongas pronto.
ResponderEliminarVenga, ánimo.
Besos.
Gracias, ya estoy mucho mejor.
EliminarDe hecho esta mañana aullé en sordina al comenzar a andar jajaja.
Besos.
Recuperate pronto, días tranquilos ya sabes, Un abrazo compañera.
ResponderEliminarEs lo que hay, Rendan.
EliminarPor suerte los dolores físicos tienen tratamiento, los del alma... ¡ay ay ay!
Besos.
Ay, compañera del dolor! Si sabré yo de estas cosas!!! Hasta me he tratado con acupuntura (y créeme va muy bien).
ResponderEliminarLo que te he dicho antes: duchitas calientes, estiramientos, nada de estar mucho tiempo sentada y muuuuuucha paciencia. Pasará, ya verás. Palabra de ciatiana (o ciatiquense).
Besos!
Ana Ciaticosa tomo nota de todo. Ya has visto en whastapp que compartimos medicación. Por cierto luego te cuento la idea rara que he tenido esta mañana (creo que es cosa de la malvada pastilla Lyrica).
EliminarBesos con algún ayyy pero siempre con mucho cariño.
Crónica vital que anima a seguir en la ruta.
ResponderEliminarSaludos.
Siempre hay que seguir, Jorge.
EliminarCamina o revienta ya lo dijo El Lute jajaja.
Saludos.
Eres una enferma ejemplar, demasiado obediente según cierto facultativo, jejeje, pronto te recuperarás, querida Gondi. Y yo lo veré desde primera fila.
ResponderEliminarUn abrazo grande, grande.
Gracias enfermera de mis noches sonderas y mis días sin taconeo.
EliminarEse médico tiene el poder hipnótico de tranquilizarme y por eso lo obedezco. Para que luego digan que soy tozuda jajaja.
Besos.
Me encanta tu optimismo y humor,amiga; siento tu ciática, colega...es muy puñetera (y sólo la vence la paciencia) Sigue escribiendo,como terapia, para ti y para nosotros :)
ResponderEliminarUn abrazote y mejorate,amiga.
Gracias Castelo, por leer y solidarizarte.
EliminarLa ciática es puñetera de narices y la mía debe estar a gustísimo en mi cuerpo serrano porque no hay manera de desalojar a la condenada. Yo estaría dispuesta a pactar con ella un modus vivendi, pero es una inquilina insoportable así que... estoy decidida a desalojarla jajaja.
Besos desde el sureste español.