Quién soy

En un mundo imperfecto, yo no soy la excepción

martes, 6 de noviembre de 2012

ANTROPOLOGÍA EMOCIONAL

Abro el correo y descubro que Amazon tiene el detalle de recomendarme libros basándose en mi historial de compra, consistente en un único libro titulado “El koala asesino”. La librería on line ha decidido que me interesan los libros de humor, cosa relativamente cierta, y relacionan varios que consideran de mi interés. Evidentemente no me conocen o sabrían que no me gustan las recopilaciones de chistes (ni los chistosos) o  Tintin. Entre los libros seleccionados figura el de una presentadora de televisión decidida a cambiar el príncipe azul por un lobo feroz. Ella parece tenerlo claro, yo no. No me va la realeza, pero tampoco la fauna. Y,  como hoy llueve y el día se presta a la reflexión doy vueltas al asunto mientras  archivo expedientes intentando  a la par ordenar mi cabeza.

Príncipes nunca he buscado. En ningún momento me ha interesado ese tipo de hombre que coloca alfombras bajo los pies, baila contigo en una gran sala bajo arañas de cristal de bohemia (prefiero la  complicidad de estrellas lejanas sin nombre en la intimidad de la noche), o él que contemplando tu mundo desde su blanco caballo  decide  ser tu salvador (?) y cambiar tu vida. No sé por qué, pero los príncipes azules se me antojan pedantes, engreídos, soberbios y sumamente aburridos.

¿Serán los lobos la otra opción? En mi caso rotundamente no. Si me dan miedo los perros, gatos y demás fauna domesticada, imaginad un lobo aullador de afilados dientes y mirada salvaje. Eso en el caso de lobos auténticos, porque hay mucho perrillo faldero con ínfulas de depredador.

Otro día repasaré arquetipos masculinos: poetas, cowboys solitarios, truhanes, piratas, bohemios, ambiciosos… Pero creo que sé qué tipo de hombre es el mío. Cada día lo despierta un reloj tirano, trabaja ocho horas o más, le brota una risa limpia del centro del  corazón y, aunque arrastra cansancio y desencanto, aún es capaz de intentar que lo improbable sea posible.


4 comentarios:

  1. Estos debates tuyos antropológicos... cómo me gusta esa canción!!!
    Ángela, me alegro de leerte. Recibe de mi parte un besazo de amigo :)

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  2. Si te sirve de algo a mí Amazon también me manda recomendaciones basándose en mis compras, y no me suele recomendar muy bien que digamos...
    Estoy de acuerdo, ni príncipes azules ni lobos para mí también...
    Saludos

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  3. Los príncipes viven en los cuento, los lobos en los montes y los hombres sencillos se encuentran en nuestro día a día, abramos los ojos y veámosles. Muy buen estudio y perfecta esta canción.
    Un fuerte abrazo, amiga.

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  4. Qué príncipes ni que ochocuartos! Hombres reales, con sus defectos, sus risas, sus bostezos y ronquidos, pero su abrazo (que no ha de ser protector, que ya te proteges tú sola) pero sí un apoyo.

    No sabes cómo me gusta leerte!

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