Debía ser una reunión amistosa, una de esas escapadas que se hacen para retomar lazos y oxigenar vidas. Una de mis mejores amigas estaba allí, y eso me hacía sentir cómoda. Era agradable reír sin más, conversar de trivialidades y dejar pasar el tiempo. En algún momento comenzó a anochecer, pero nosotras seguíamos jugando una especie de partido de ping pong en una mesa peligrosamente cercana a la orilla del mar. La marea subía y el agua lamía los pies. La sensatez se encarnó en palabras que hablaban de frío aconsejando abandonar la partida. ¿Fue entonces cuando lo vi? Tal vez; lo que sí recuerdo es una mirada brillante, y un comentario -ahora imposible de recordar- que provocó mi replica a modo de desafío:
- Ya que hablas de valentía, ¿te atreverías a bailar a oscuras junto al mar? –lancé, como aquellos que arrojaban un guante al rostro del otro antes batirse el duelo.
El paisaje había cambiado. La noche se había apoderado del lugar, y la playa había mutado en un peligroso acantilado golpeado por un fuerte oleaje. No había más voces que la suya. Avanzó. Colocó una mano en mi cintura y pidió música. En las sombras, alguien anónimo buscó en la memoria de un móvil y una melodía banal invadió el espacio.
-Esa no –dijo. Pero ya daba igual; los dos bailábamos una danza inmóvil.
Desperté. Las 6’48. Me alegró comprobar que era domingo y podía seguir refugiada en el calor de mi cama. No suelo recordar mis sueños, pero aquel era tan reciente que todas las sensaciones seguían allí. Freud y sus discípulos habrían interpretado cada símbolo del mismo; pero yo me limité a recordar. Había música al final, una música especial, perturbadora e hipnótica. Y en el amanecer de un frío domingo de diciembre me hice una promesa: nunca dejaría de buscar esa música, la única que deseo bailar, la música del corazón.
Esta melodía es imposible que te deje inmune al escucharla. A mí me encanta, es una de mis favoritas pero fíjate que curioso, ahora me has recordado a otro al que también le encantaba esta melodía... ¿será que tú también te acuerdas?...
ResponderEliminarTu sueño ha sido precioso y si Freud tuviera que interpretarlo problamente lo estropearía.
Besos melódicos.
Por qué será que este sueño me dice algo y no sé qué es????
ResponderEliminarAmiga mía, danzar en una oscura playa guiada de una mano segura y con una música tan bonita, nos invita a seguir soñando y danzando.
Bonito sueño y ensoñadora entrada.
Un abrazo cálido en este frío domingo.
Hay sueños que es mejor no saber qué es lo significan. Déjalo estar...para qué?
ResponderEliminarPreciosa melodía y bonita película. Un besazo.
Fantástico!! Un sueño bien transformado al papel. Buenos lazos de palabras, situación metafórica en la orilla, un juego aparéntemente tribial.
ResponderEliminarbesos!!!!!