Quién soy

En un mundo imperfecto, yo no soy la excepción

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Nostalgia

Aparece cada miércoles por la puerta de la oficina. Es un duende bajito, gordito y con gafas, que aún conserva mejillas de manzana y voz de niño.

-¿Me compras un crêpe y chocolate? –pregunta invariablemente.

¿Y cómo negarse al placer enmascarado de colaboración para ese viaje a París que yo también sueño realizar? Por supuesto lo compro, y lo saboreo recordando en este niño otra niñez imaginativa y solitaria, que viajaba siguiendo ríos, atravesando montañas y surcando mares en el Atlas Aguilar. Me pregunto qué le deparará la vida a mi chocolatero tentador. ¿Cuándo  se transformaran la carita redonda y la voz aguda? Dentro de unos años, cuando su desayuno sea un café rápido expedido a toda prisa por una máquina sin alma, ¿recordará estos sabores con aroma a mil futuros posibles?

Hoy, que tengo nostalgias varias, me abrazo por dentro buscando el calor dulce  que no puede aportar un vaso de chocolate.


4 comentarios:

  1. Pensé que nos ibas a deleitar con Concha Buika y sus nostalgias. Pero creo que mejor lo dejamos para otro momento más alegre, que si no empezamos mal el puente.

    Un beso con chocolate!

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  2. A mí me visita un hada miope, que con la excusa de verme bien se acerca y se zampa todo mi chocolate.
    Quizá la solución para los duendes sea dividirse en dos o más. Pero no lo tengo claro, el catarro me confunde.

    Besos siempre.

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  3. Seguramente tomará ese café, pero no le negará la entrada al sabor dulce y nostálgico que aporta el chocolate.
    Un abrazo, bella.

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  4. Tierno relato, Ángela... han dicho puente por ahí? jó, qué suerte.

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