Quién soy

En un mundo imperfecto, yo no soy la excepción

martes, 11 de diciembre de 2012

Insomne

Las cinco de la mañana es una mala hora para despertar. Miras el reloj y, tras la satisfacción de constatar que aún no es hora de levantarte, comienzas una peregrinación loca tras un sueño que juega al escondite entre las sabanas y hace muecas desde la almohada.

Piensas si no sería mejor abandonar la cama e instalarte con un café frente a absurdos programas de teletienda que jamás has visto. Pero es diciembre y hace frío. Tal vez si cierras los ojos y conjuras una imagen, una sensación…

Nada. El sueño hizo sus maletas por hoy y te abandonó antes del amanecer. Sabes lo que es eso. Tras los párpados cerrados, intuyes que la oscuridad se va transformando en tonos grises hasta llegar a un blanco amanecer.

Y llega, arrastrando al sueño prófugo y dispuesto a envolverte en el abrazo de ese olvido que deseas, el cansancio.

Cierras los ojos.

Y entonces el mundo te zarandea con el zumbido real  de una alarma que, implacable, día a día ahuyenta tus sueños.



3 comentarios:

  1. Pues hoy hemos sido dos las que no hemos dormido en condiciones. Quién sabe, como dice mi madre, quizás sea la presión atmosférica...jajaja. Un beso somnoliento!

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  2. Uffff sé de lo que hablas...
    Preciosa reflexión, al menos el insomnio te ha servido para escribir tan lindo texto.

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  3. El insomnio hace que nos arrastremos durante el día. Deseo que esta noche, el sueño vuelva a hacer las maletas desde donde esté y regrese junto a ti.
    Un cálido abrazo para esas noches de diciembre, querida mía.

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