Quizás sea la calidez de la mesa naranja, o puede que en las cápsulas de café se filtre el anhelo de un galán tipo George Clooney (personalmente me atrae otro tipo de hombre, pero tiempo ha que me asumí rara en materia varonil). El hecho es que, independientemente de los motivos, mi cocina se ha convertido en una especie de confesionario donde féminas de distintas edades se plantean más de mil y una preguntas sobre el AMOR.
Escuchándolas recuerdo una escena de la serie española "7 vidas". La veterana, lúcida y escéptica Sole, asiste asombrada a los consejos que da Carlota, experta el mal enamorarse, sobre el amor y replica:
-Carlota dando consejos sobre amor. ¿Qué será lo siguiente? ¿Un Papa negro?
Yo, más consciente que Carlota de mi ineptitud amorosa, no doy consejos. Preparo café, escucho (síiiiiiiiiiiii, lo hago a veces), hablo (por supuesto), comparto experiencias, y ofrezco el hombro o el abrazo, lo que haga falta a la amiga de turno.
La última en sentarse a compartir el café confidencial fue Marta. Su problema no es que no tenga éxito con el sexo masculino. Ocurre que ella, pasadas unas semanas, pierde interés en el otro, se le escapan las mariposas del estómago y educadamente llega al te dejo (que como dice el título de un libro es jódete al revés). Esta mujer, en la que se mezclan altos porcentajes de emotividad y pragmatismo y afirma estar matriculada –a su pesar- en un master de soledad, después de varias relaciones fallidas y algunas ulceras en el corazón ha elaborado una especie de test que pude ayudarte a decidir si quieres a esa persona en tu vida.
a) ¿Quiero ver a esta persona al despertar?
b) ¿Me gusta que me abrace o me bloqueo aunque sonría?
c) ¿Me gusta o disgustan las efusiones públicas de afecto?
Evidente, al ser el test suyo, las preguntas son personales, pero ella dice que le sirve porque si no hay abc lo que tiene no es compañía cómplice sino miedo a la soledad.
Aficionada como soy a hacer los test del Cosmopolitan no me parece tan descabellado el ABC de Marta, aunque yo creo que los fracasos amorosos amorosos tienen relación con la teoría del caos, pero eso os lo cuento otro día.
Hoy, aunque esté en casa, también yo paseo desorientada por una playa desierta y me hago tantas preguntas como miedos me estrangulan ese sustrato intimo que define quienes somos y que tal vez se llame alma.
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Hummm, no estoy de acuerdo con Marta por varias razones: lo de las mariposas tarde o temprano se acaba pasando (no podemos pretender que duren eternamente. Demasiadas películas románticas, por eso las odio)
ResponderEliminar- Lo de plantearse tantas preguntas poniendo en jaque sus propios sentimientos no es más que un reflejo de que esos mismos no están como tienen que estar. Cuando estás bien, todo fluye.
Y tú, mi querida reflexiva, deja de pasear por playas desiertas y piensa que todo llega cuando tenga que llegar. Mientras tanto, disfruta el camino! Besazo.
Querida Analogías hace tiempo conocí a una chica que odiaba las mariposas, decía que eran gusanos con alas.
EliminarMariposas hay hasta en la noche más oscura, siempre buscando esa luz que será su final.
Yo, que soy de letras y romántica pero anti-bichos, mariposeo mentalmente y, aunque las mariposas no zumban, te aseguro que hay momentos en los que me siento tan aturdida que solo puedo respirar, caminar, y ser tan básica como esta mente mía me permite.
Besos.
A veces yo paso a las señoras el test de las tres "s-c"
ResponderEliminar¿Se comería el último bombón de la caja a pesar de mi cara anhelante?
¿Se cambiaría del sofá a una silla si yo se lo pidiese?
¿Se colocaría en la cama sin utilizarme de calefactor de pies?
Son preguntas vitales para el buen funcionamiento de una pareja, por eso, si no obtengo un no, sí, sí, ni me acerco.
Aunque a tí te perdonaría la tercera, pero es porque te tengo enchufe.
Besos siempre.
Querido Anónimo (no para mí jajaja) respondo a tu test.
EliminarAccedería a compartir el último bombón de la caja.
Cambio de sofá a silla no, pero si a sillón de relax con manta maravillosa y cálida. ¿Sirve?
En cuento al caldeo de pies en la cama... ¿Puedo ponerme unas botas mágicas que alguien que me quiere y conoce bien me regaló?
Besos siempre.
Las mariposas serán bichos, pero sentirlas en el estómago de vez en cuando, nos recuerda algo y es: todavía sentimos y estamos vivas.
ResponderEliminarTest interesante el de Marta, por cierto, dale un fuerte abrazo.
Camina, pasea y disfruta de esa playa, porque pronto acabará la orilla y encontrarás otro terreno.
Otro abrazo para ti, mi querida y conjuntada amiga.
No está mal pasear por la playa. Ya sabes que soy llanera, pero ¿quién se resiste al hechizo del mar? Lo malo es que como no soy Ulises no me visitan sirenas macizas dispuestas a seducirme jajajaja.
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