Si alguien se adentrase en el caótico universo de mi bolso e intentase averiguar qué tipo de mujer soy mediante las pistas que allí acumulo ¿a qué deducciones “sherlockianas” llegaría?
Una cartera verde (¿esperanza de dinero o casualidad?) desbordada de tickets de compras y tarjetas de fidelidad que, llegado el momento, nunca encuentro, desde la que me miran los ojos tristes de una mujer en un documento que me identifica y en la que me cuesta reconocerme, es la presencia imprescindible que busco antes de salir (materialista que es una). La acompañan el estuche de las gafas de sol, y un coqueto monedero para esos céntimos que, en más de una ocasión, me solucionan el café de media mañana. Las llaves de mi casa son vecinas de bolsillo del móvil que me comunica con el resto del mundo. Y no olvidemos el paquete de pañuelos, un libro (siempre), la muñequera para la inflamación del metacarpo (circunstancias laborales), caramelos, algún bolígrafo Bic cristal escribe normal (no en mis manos jajaja), y varios papeles garabateados de frases que un día llegaron contando historias…
El curioseador de mi bolso también encontraría un pequeño neceser donde llevo todo lo necesario para transformar mis ojos mediterraneos en faraónicos, los labios en sugeridores e iluminar las mejillas con el más apropiado y candoroso de los rubores, alguna muestra de perfume que acompañe sutilmente mis caminares, y un cepillo que, si bien no controla los pájaros de mi cabeza, si mantiene a raya mi corta melena a lo Amelie.
¿Aún podría pasar el test de la normalidad? ¿Y si os digo que llevo unas medias por si las carreras? ¿Y si os hablo de los clips clandestinos que okupan el fondo del bolso? ¿O de la pequeña herradura que un día compré en una tienda de chinos confiando en atraer la buena suerte?
¿Os imagináis cómo soy? Si es así, si tenéis algunas respuestas, ¿querríais compartirlas conmigo que tengo tantos interrogantes por resolver?
Bah, yo llevo una castaña que recogí en el parque del retiro de Madrid, una bellota que era el amuleto de mi padre, una piedra que robé en una guisqüería donde fui a tomar unas cervezas con mi hija, un monedero lleno de monedas de cinco céntimos para joder al que recoge el dinero de las máquinas del hospital donde trabajo, y no sigo que me denunciáis jaja
ResponderEliminarme encantan tus entradas, niña, me haces sonreír.
A mi me pareces una chica estupenda, y lo de las medias es fascinante...
Gracias tocaya.
EliminarLo de las medias tiene su explicación. Soy un desastre y hoy voy de comida de jubilación de mi primer y muy querido jefe (¡suertudo!).
Por cierto... yo también llevo unas cuantas castañas recogidas en el parque de Albacete.
Besos.
jajajajaja que graciosa la manera de describir todo lo del bolso. Pues mira eres una mujer preparada. Lo de las medias está genial, yo nunca las llevo porque casi siempre voy en pantalones. Además de lo que tú llevas (buendo de todo no) yo meto el tabaco, mechero, llaves del coche, cargador del móvil, compresas, espejo para tener siempre los labios IMPECABLES!! bote de uñas, medio paquete de gusanitos sueltos, chicles y muñequitos que dan en el mcdonals y nunca saco. Vamos que mas que un bolso necesitamos una mochila jajajaja. Me arrancas sonrisas y eso siempre es de agradecer. Besitos.
ResponderEliminarMuchas cosas llevas en el bolso, querida sureña, pero lo más importante que es tu corazón lo llevas en bandolera cada día.
EliminarBesos.
Media vida de pertenencias llevamos a cuestas. Yo por ejemplo si pido que me traigan algo del bolso, me lo traen entero, Jajaja. Me encanta tu entrada.
ResponderEliminarUn abrazo y la suerte la tuve yo al cruzarnos.
Mmm tu bolso lo conozco y, en más de una ocasión, me ha sacado de apuros jaja ja.
EliminarSomos bolseras no viajeras, que si un día decidiesemos ir de españolas por el mundo con el contenido del bolso hasta de McGyver podríamos hacer (bueno yo no, que soy negá para cualquier cosa relacionada con bricolages y apaños varios).
Besos mi cultureta amiga.
En el mío hay desde tampones hasta un colgador de bolsos que mi madre me regaló en modo "practicoatope" para ir de cañas y que nunca me he acordado de sacarlo porque, obviamente, nunca he recordado que lo llevaba encima.
ResponderEliminarLo de los tickets y resguardos alguien me puede explicar por qué c*** los guardamos cuando luego no les hacemos caso y los tiramos a los dos años y medio?
Lo de los tickets en los bolsos es un misterio digno de Cuarto Milenio. ¿Se confabularan de alguna manera para hacernos olvidar lo que gastamos y así darnos un susto digno de un fantasma de pro cuando metemos la tarjeta y los números lloran en rojo?
ResponderEliminarPor cierto... yo también tengo un colgador de esos sin estrenar en alguno de los cajones de la mesa de trabajo (que esa es otra a analizar jajaja).
Beso a usted la mano y, ya puesta, las mejillas.