De estar viva, hoy mi hermana
cumpliría un año más. Bastaron 15 meses y ocho días para que parte de mi vida desapareciese, como
hicieron ella y mis padres. Aprendí que adiós
es más que una palabra y sentí la impotencia ante la irreversibilidad de la
muerte.
Cuando caes descubres que no
importa si no te levantas inmediatamente. Necesitas ese tiempo indefinido de
cuerpo a tierra, sentir la aspereza del
suelo en las mejillas o el cosquilleo de la vida escondida en la hierba. Puedes
cerrar los ojos y escuchar, o abrirlos y seguir el paso de las nubes. Lo único importante
es seguir respirando; ya llegará el tiempo de evaluar daños y tomar decisiones.
En algún momento a todos nos
sorprende una tormenta existencial. Nos abaten rayos, y el aguacero de la
desolación nos asoma en la mirada. Entonces recuperas el instinto primario que te
hacía protegerte aún en el vientre materno donde comenzaste a ser. Te abrazas,
y la vida sigue.
Es cierto Angelilla, como se va aprendiendo a soportar ausencias, decir adioses y seguir adelante, es nuestro instinto animal y no queda más remedio que aprender o te mueres tú también y ya sabes que la muerte no es sólo física.
ResponderEliminarBesos querida amiga y un fuerte abrazo. Tu hermana seguro sería tan maravillosa como tú.
C'est la vie, Maite.
EliminarBesos y suerte con ese proyecto solidario en el que me consta has puesto tu inmenso corazón.
Gracias!! ya te lo contaré...
EliminarSiempre me despido con un hasta luego, porque confío en volver a encontrarme con esa persona, las veces que he dicho adiós ha sido para siempre, y he sentido el dolor de la despedida. Hoy has recordado ese adiós y entiendo cada una de tus palabras, ánimo querida mía!! fue una suerte que contaran contigo cada minuto de sus vidas.
ResponderEliminarUn cálido abrazo, mi Gondo.
Tú estuviste allí. Estás. Sabes.
EliminarBesos envueltos en abrazos.
"Cuando caes descubres que no importa si no te levantas inmediatamente. Necesitas ese tiempo indefinido de cuerpo a tierra"
ResponderEliminarCuanta verdad en esas palabras, y que pocas veces uno se da cuenta de ello. Lo importarte no es levantarse inmediatamente, sino vivir el momento de duelo necesario con el que llevas ese levantamiento. Todos lo hemos necesitado en algun momento.
Me gustaria tomar prestada esa frase para mi proxima entrada de "Frases prestadas de compañeros" si no te importa. Un abrazo compañera.
Tuya es la frase, compañero.
EliminarEs un auténtico honor para mí. Gracias.
Abrazos.
Sigamos pues, estos instintos primarios que garantizan nuestra supervivencia.
ResponderEliminarAbrazos.
Y si hay que aullar a la luna, se aúlla, Funámbulus ¿no crees?
EliminarBesos.
Curioso. Mi padre nació el 15 de Septiembre.
ResponderEliminarAl final aprendes a convivir, pero lo que más nos enseña la vida es a quedarnos solos.
Duro y triste pero es así.
Así es, Ana. Por eso, los instantes de tregua feliz hay que saborearlos y almacenarlos en la memoria para los días oscuros en los que el temporal de la vida nos tambalea los cimientos.
EliminarBesos queridísima.
Es tal como dices.
ResponderEliminarPero al menos a mí cada vez me cuesta más guarecerme.
Besos.
Yo no quiero guarecerme, me da pereza; prefiero mojarme con la tormenta, como los pájaros; ya saldrá el sol.
EliminarBesos.
Hace unos minutos leí una de las frases de este post en el blog de Rendan. Y comprendo porqué le resulta fascinante. Ese tiempo de duelo, de lucha, de recuperación... No es un tiempo de reloj, es un movimiento evolutivo y racional, necesario, vital.
ResponderEliminarSalud, Ángela
Salud, Luis.
EliminarY abrazos envueltos en cariño.