Nunca me maquillo. Lo cierto es que no sé hacerlo, y no me apetece salir a la calle hecha una máscara. Sí utilizo cremas, protectoras para el sol, hidratantes de día, y nutritivas de noche. Me lanzo al mundo, tal cual con mis pecas al viento, y brioso taconeo.
Ante la vida, yo, la persona que se viste de carne y hueso, hago lo mismo. No uso maquillajes que camuflen imperfecciones y resalten mis mejores rasgos. Siempre procuro mostrarme tal y como soy, porque parto de una sencilla premisa: si finjo ser otra y me aceptan ¿de qué me sirve si no soy yo? Lo que si hago es protegerme, al igual que protejo la piel, y pongo barreras defensoras alrededor mío. No son excesivamente altas, ni están electrificadas. Las derribo cuando considero llegado el momento, y las levanto sólo después de mucho pensarlo.
Sin ser camaleónica intento adaptarme a la vida. Como hacemos con la ropa, que elegimos según acontecimientos o estaciones, yo busco aquello que me hará más llevadero el día o el momento. En verano luzco tirantes, bikinis, y flores; en invierno jerseys, tejanos, y abrigos. Soy la misma bajo una leve tela o bajo un paño grueso, solo es cuestión de saber mirar.
Para caminar hago lo mismo, sandalias ligeras cuando el entorno lo pide, y fuertes botas cuando el tiempo es inclemente. Se trata de seguir, de una forma u otra.
Me visto de color según la estación, y el ánimo, pero siempre busco, aún en la noche más negra, el brillo de una estrella en forma de fulares de colores que lanzo al viento, y puedo gritar que estoy viva enfundada en un abrigo rojo.
Todos nos camuflamos para sobrevivir en la selva que habitamos con otros. Incluso en la guarida, que llamamos casa, intentamos protegernos. Somos vulnerables, y buscamos calor en abrazos, palabras, o pijamas de franela para alejar al frío que puede llegar a paralizar el corazón.
Es cierto, todos nos camuflamos. YO tengo dos camuflajes: mi armadura de frivolidad y mis labios rosados de niñita buena. Con ninguna me va bien pero sigo intentándolo jajajaja.
ResponderEliminarBesos.
Bien sé yo la mujer emotiva que escondes tras la risa y la broma.
EliminarCamuflajes para seguir mientras se nos escapa la verdad en las letras y miradas.
Besos querida sureña.
Creo que todos usamos camuflajes en algún momento. No todos lo reconocemos. Incluso hay quien ni siquiera es conciente.
ResponderEliminarBesos, besos, besos.................... más besos
Será que somos como marines emocionales, Luis y nos movemos en campos minados. Pero hay momentos en los que sobran los camuflajes y, ¡por fin!, somos. Aunque sea a solas, y ante la pantalla.
EliminarBesos chico de la limpia mirada.
Yo me camuflo lo justo para posicionarme ante la panda de energúmenos que tengo que lidiar día a día y eso sí merece una raya en los ojos, los labios algo marcados y si puede ser, unos tacones que me den unos centímetros más (juegan con ventaja, son 3 veces más altos que yo). Aunque lo cierto es que gustaría ir vestida de Lara Croft para posicionarme en condiciones.
ResponderEliminarLuego ya sabes que no es tan fiero el lobo como lo pintan.
;-)
A mí me parece que hay que camuflarse lo justo y necesario.
ResponderEliminarYo siempre elijo la comodidad, no soporto que me duelan los pies o tener ropa apretada que me haga sentir como una morcilla.
No sé por qué la gente se fija tanto en lo exterior, siempre me lo pregunto, desde luego es lo que menos importa (en mi opinión).
Saludos