La magia llega cuando creemos reconocer una sombra. Una chispa de luz cubre de matices plateados el más gris de los paisajes y, durante una fracción de tiempo, a veces mínima y siempre intensa, planea una certeza posible disipando lo improbable. Durante ese instante tocamos una estrella, bailamos la misma música y, sin palabras, hablamos el mismo lenguaje.
A menudo despertamos del sueño de la más maravillosa de las sinrazones.
Sin embargo, a veces ocurre.
Y algunos, soñadores absurdos, vagabundos utópicos y quiméricos exploradores, esperamos siempre que caiga una estrella.
Como te entiendo amiga...
ResponderEliminarHace días que esperaba esta estrella. Me encanta este pensamiento.
ResponderEliminarUn abrazo,