Anoche soplaba un viento aullador, invitando al abrazo y al cobijo, que aún permanece en esta mañana de sol. Ráfagas heladas barren las calles, despeinan cabezas, bailan con foulares, y rodean hombros y cinturas.
Sobre un aire desbocado llega la canción que acompaña el mail de un amigo. Es uno de esos correos que él, seguidor de cursos de desarrollo personal, acostumbra a enviar a su lista de contactos. Las palabras se encadenan en frases envalentonadas de libertad, afirmación, desarrollo…
Normalmente echo un vistazo, le doy las gracias y borro, pero hoy una palabra me atrapa. No podía ser menos, la palabra clave es “cadenas”. Abro el enlace del video que acompaña el texto y un viento del pasado se me cuela en las heridas del alma donde aún puedo sentir el peso de los grilletes que frenaron mis pasos y el dolor de los labios tantas veces silenciados.
Normalmente echo un vistazo, le doy las gracias y borro, pero hoy una palabra me atrapa. No podía ser menos, la palabra clave es “cadenas”. Abro el enlace del video que acompaña el texto y un viento del pasado se me cuela en las heridas del alma donde aún puedo sentir el peso de los grilletes que frenaron mis pasos y el dolor de los labios tantas veces silenciados.
Hoy (a merced de tantos vientos como lleguen), porque rompí cadenas dejando jirones de mi vida en ellas, esquivo las que podrían volver a frenarme, y desconfío de aterciopeladas y falsas seguridades nacidas a la sombra de los miedos que nos aprisionan
Me encanta, Ángela. Tú llegas a crear prosa lírica en tus entradas, y esta no es menos.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias Lucy.
EliminarMe invadió la música, y no pude evitarlo.
Besos.
Seguro que al viento del pasado, lo arrastrarán huracanes mas cálidos hasta desaparecer.
ResponderEliminarUn abrazo
Las vivencia tienen efecto boomerang, pero hay que saber dejar atrás que nos lastran.
EliminarBesos.
No me extraña que te haya inspirado la música, es divina, pero tus letras salen de momentos vividos y de sueños por vivir.
ResponderEliminarBesos. Te quiero un montón.
La vida es la suma de experiencias buenas y no tan buenas. Pero para vivir hay que dejar atrás las cadenas, aunque sangren los pies mientras caminamos.
EliminarBesos sureña querida.
Cuando iniciamos un proyecto, no imaginamos lo duro que puede llegar a ser, las cadenas invisibles al principio se convierten en acero al final. Los posibles también existen, amiga mía.
ResponderEliminarUn cálido abrazo para este día tan frío.
Sabes bien que mantengo que improbable no es sinónimo de imposible, y también que las auténticas cadenas las colocamos nosotros.
EliminarBesos de una Jane dentro de lo posible bastante libre.
Si de algo podemos aprender es de nuestro pasado, un texto muy bonito y poetico. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Rendan.
EliminarVivir es ir aprendiendo, entre tropezones, cadenas rotas, golpes, risas, llanto, abrazos, adioses y bienvenidas.
Lo cierto es que un mundo plano sería abismal, así que... mejor que gire por más vértigo que, a veces, dé.
Abrazos.
Y que esas cadenas no vuelvan a atraparte nunca. Ni esas ni ninguna, que el esfuerzo al romperlas nos deja libres de por vida...
ResponderEliminarBesotes invernales.
El espíritu de algún lobo errante (loba que queda más sexy) se ha apoderado de mí y, aunque nostalgica de domesticidades, recorro mis estepas.
EliminarSoy Jane, recuerda, la urbanita que sobrevive en una selva solitaria.
Besos.