A menudo me asaltan las dudas. Mis incertidumbres son generalistas. Me interrogo sobre todo cuánto me rodea, sobre quienes me acompañan en mis caminares, y fundamentalmente, egoísta al fin y al cabo, sobre mí.
Uno es el narrador de su propia historia, y me recuerdo niña solitaria atravesando el espejo de mi mundo de fantasía personal. Si, como alguien dijo, la imaginación es el arma contra el aburrimiento, yo he debido de aburrirme tanto a lo largo de toda mi vida que me convertí en transformista de realidades sobreviviendo a un lado y otro de la frontera.
Cioran dijo que “En un mundo sin melancolía los ruiseñores se pondrían a eructar”. Personalmente no concibo un mundo sin el canto de los pájaros, sin gotas de lluvia iluminando burbujeantes el gris del asfalto en tardes de primavera, o nubes que sean solo cirros, cúmulos o estratos.
Hay tantas historias como voces que las narran. Un proverbio africano dice: “Hasta que los leones no tengan sus propios narradores, las historias de cacerías de leones siempre glorificaran al cazador".
Yo Jane, desde mi trocito de selva, necesito contar cómo veo el mundo tanto como descubrir qué ven los otros.
Que bonito Ángela. Entiendo muy bien tu mundo,soñar cuando uno quiere y con lo que desea también es vivir, y sentir o soñar como lo ven los demás es enriquecedor. Puede que la melancolía de los ruiseñores sea también la nuestra.
ResponderEliminarEl mejor abrazo soñado para tí.
Gracias Clara.
EliminarNo sé si es la primavera que acecha detrás de la esquina, los biorritmos o qué... pero me confieso adicta a imaginar (y al chocolate jajajaa).
Besos.
Imaginar, preguntar, dudar, soñar..., todo se resume en vivir el día a día, de nosotros depende si añadirle imaginación o no.
ResponderEliminarUna entrada íntima y llena de dudas, amiga mía.
Un fuerte abrazo sin la menor duda.
Gracias queridísima.
EliminarSin brochas, ni sprays, pero con todo mi ser... ¡imaginación al poder!
Besos no imaginarios envueltos en múltiples abrazos.