Hay cartas que uno comienza cada día. Escribe párrafos al despertar a la realidad que habita. Brotan las palabras, enlazando pensamientos, durante la más cotidiana de las mañanas. La melancolía teje frases a caer la tarde. Y el sollozo de un adiós que mata se escapa al cerrar los ojos.
Hay cartas de las que el destinatario jamás sabrá. Estranguladas al nacer, incompletas, absurdas, emotivas, locas, vulnerables, esperanzadas, apasionadas, amargas… Sin amarillear, sin cintas que las agrupen, sin sobres con la frase “destinatario desconocido” se van acumulando en el buzón del pasado.
Hay cartas que uno escribe durante toda su vida. Tenaz, el recuerdo, protagoniza la novela epistolar que jamás publicas y cuya autoría no deseas reclamar.
Hay cartas que, sin llegar a existir, son las más nuestras.
Es cierto Ángela, todos tenemos en un rincon del alma, esas cartas jamas enviadas. Quizas si hubiéramos sido valientes y las hubiéramos enviado, habríamos cambiado nuestro rumbo. ¿Quilosá?...
ResponderEliminarLo cierto, es que hay veces que es mejor así.
Bonita reflexión.
Un abrazo
Mis cartas me sirven de desahogo. En esas palabras que nunca verán la luz me desvisto, inquiero, argumento, esgrimo razones, acumulo dudas, no silencio nada, me broto sin más... y jamás las envío, porque nunca llego a escribirlas fuera de mi cabeza.
ResponderEliminarBesos.
Cómo te entiendo, yo tengo miles de esas cartas, en mi cabeza, empezadas, borradas, eliminadas, guardadas en documentos de texto, soñadas y nunca enviadas.
ResponderEliminarPero fíjate que alguna que otra vez he estado a puntito de enviar alguna y otras veces me he arrepentido de no haberla enviado.
Besos.
Yo también siento la tentación de desmelenarme alguna vez y decir con puntos y comas cuatro cosas; luego me planteo si no me sentiré peor y... ahí están, guardadas en el limbo de las cartas no enviadas.
EliminarBesos sureña mía.
P.D. Cuando vengas nos intercambiamos esa baraja emocional de cartas pentientes jajaja.
Tantas cartas como palabras no dichas, todas guardadas en el cofre del pasado, olvidadas, recuperadas algunas, pero nunca enviadas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amiga mía.
Hay cartas... que esperan. Tú lo sabes, y también que jamás las voy a enviar.
EliminarBesos querida amiga.
Yo las cartas las redacto mientras conduzco y escucho música. Son pensamientos no concretos que van y vuelven, que no tienen orden ni forma. Y cuando por fin empiezan a ordenarse, consigo hacer una entrada y plasmarla en mi blog, tal y como creo que haces tú...
ResponderEliminarBesos mañaneros.
Coincidimos en parte, mi querida alter ego.
EliminarHay cartas que llegan a plasmarse en un escrito que, a veces, habita un espacio en la red. Otras cartas, esas de las que hablo, son tan personales que nos definen precisamente en su silencioso no ser.
Besos primaverales.
Son esas cartas las que verdaderamente merece la pena leer. Un abrazo Angela
ResponderEliminarHoy sí sentí ganas de enviar la que escribí. Comenzaba así: "Volví a ser feliz, sin un por qué sin un autor, por que me habita la felicidad y quiero contarte como encontré el camino, después de la derrota y el dolor de las heridas abiertas..."
EliminarNo la envíe, Rendan. Raramente lloro mis penas en hombros ajenos y es difícil que cante mis victorias. Solo aquí, con vosotros.
Besos.
Ángela, te he dejado un premio en mi blog. Pásate a recogerlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Voy derechita.
EliminarGracias de antemano, dulce Clara.
Besos.
Cuánta razón. Yo tengo varias cartas de ese tipo, escritas en vigilias o en el coche, nunca en papel. Todas archivadas, porque no sería oportuno enviarlas.
ResponderEliminarPero tú lo has dicho mucho mejor.
Un abrazo de cultureta gü...
"En los bolsillos llevo el mar cercando el mundo,
ResponderEliminarcomo un cristal salado que siempre hay que mirar.
Y arriba las montañas cortadas contra el cielo,
como un perfil de sombras contra la soledad.
Y llenan mis bolsillos canciones que no canto,
el alma de esa gente morena como el sol,
y barcos en la noche, huidas y linternas,
la tinta desteñida de una carta de amor."
Ya sabes que yo de poemas, nada. Lo de arriba es de Pedro Guerra. Pero le pido prestadas unas líneas para decirte que todos llevamos cartas sin enviar. Algunas amarillean perdiendo fuerza y sentido, y otras jamás envejecen porque son tan nuestras como nosotros.
Lo importante no es mandarlas, sino redactarlas.
El resto es humo, ya sabes.
Por cierto, ¿a que parezco guapo así, de anónimo?
Besos siempre.