A veces la búsqueda da resultado.
Hoy hace un año que lo vi por primera vez y me enamoré. No es una exageración, fue un auténtico flechazo por mi parte. Me recuerdo aquella mañana de marzo con ganas de saltar en la calle (y eso que mi querida y recién operada rodilla Mariloli no me lo permitía).
Verlo fue quererlo, sin razonamientos y sí la más absoluta de las certezas. Era lo que siempre deseé, lo que añoraba y lo que necesitaba. Aquel piso, hasta entonces anónimo para mí, me abrazaba con sus paredes, me envolvía con su calidez, me confortaba…
Han pasado doce meses, cincuenta y dos semanas, trescientos sesenta y cinco días y mi enamoramiento ha aumentado. Ahora sus muros guardan historias, recuerdos, confidencias, miedos, alegrías, dudas, amor… en una palabra: vida. Y, aunque no creo en la felicidad escrita en mayúsculas ni en términos absolutos, puedo afirmar sin la menor duda que la mía es una casa feliz.
De vez en cuando la vida
ResponderEliminarnos pone a prueba,
colmándonos de ilusiones
con casa nueva....
Este es mi poema para tí, y seguro que esas paredes seguirán rezumando alegría y amor. A veces cambiar de casa es mucho mas.
Un abrazo casero
Gracias Clara.
EliminarCambiar de casa en mi caso fue cambiar mucho, cerrar una puerta y salir a caminar (durante mes y medio con muletas jajajaa).
Besos.
El hogar lo hacen las personas, y esta casa tan especial, tan personal, es una prolongación de ti y tú de ella.
ResponderEliminarLa calidez que encuentro en ella, es la tuya siempre.
Un cálido abrazo, amiga mía.
Esta casa, tú lo sabes, es especial por muchos motivos, pero no es mía, es nuestra, porque es abierta mi gente forma parte de ella.
ResponderEliminarBesos.
Ha pasado ya un año??? Joder cómo va la vida de embalada... Oye, a que no pensabas que ibas a llegar hasta aquí hace tiempo?
ResponderEliminarIncreíble el recorrido, eh? Y lo que te queda, morena...