Quién soy

En un mundo imperfecto, yo no soy la excepción

lunes, 13 de mayo de 2013

La derrota de Pigmalión


Había querido modificarla desde que la vio. Fantaseó como serían sus ojos con otro color, el pelo con un peinado distinto, su cuerpo vestido con la ropa adecuada… La miraba y no la veía, sino que proyectaba la imagen que deseaba.

Se tomó su tiempo para transformarla. Inició la metamorfosis poco a poco. Disfrutaba del proceso de cambio. Le satisfacía comprobar los resultados. Ahora su pelo brillaba sedoso, el azul de sus ojos era tan puro como el de un cielo de primavera y un suave rubor le cubría las mejillas… Eligió su ropa estudiando sus formas y calzó con cuidado sus pequeños y delicados pies… Pero al contemplar el resultado final de su obra un extraño vacío le invadió. La vieja muñeca ajada por  la vida,  que tanto le había atraído en el bazar, ahora era solo un hermoso objeto que colocaría en la vitrina junto a las otras.



8 comentarios:

  1. Mal rollo me ha dao esa muñeca uffff, me la he imaginado de esas de porcelana antigua que dan miedo. Me transmite tristeza este micro. ¿Por que se empeña la gente en cambiar al otro? ¿acaso no te gustó como era? ¿o es que te gustan algunas cosas y otras no? Qué complicado es todo esto. Yo haría también un muñeco perfecto, como el que hizo el doctor Fanki pero mejor acabado por supuesto. Ojos de fulanito, boca de menganito... manos de... corazón de... ¿te imaginas? el hombre perfecto, macabra la idea pero rozaría la perfección jajajajaja.
    (Menudo rollo te he soltao)
    Besos manchega mía.

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  2. No sé qué me ha dado esta mañana pero he visto la historia así. La vieja muñeca polvorienta con la patina de vida que le dan las vivencias de uso. Y también vi al eterno transformador insatisfecho.

    Ya sabes que mi mente viaja por caminos extraños, pero por suerte aún encuentra historias.
    Besos.

    Por cierto... no sé que me gusta menos, si las muñecas de ojos vacíos o quienes aspiran a cambiar la esencia de otros.

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  3. Algo nos atrae y vamos a por ello, cuando lo poseemos intentamos cambiarlo y al hacerlo, surge esa especie de desinterés por lo adquirido. Cambiamos nosotros o nos cambian los demás???
    Me encantó Amelie.
    Un cálido abrazo, mon amie.

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  4. No sé cuál es el transfondo de esa alquimia que buscamos, pero sí que no deseo formar parte de ella.
    Seré y que sean, sin más.
    Besos.

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  5. Pues yo lo que veo es el capricho de un hombre, impulsado en transformar algo que cuando lo consigue, ya no lo aprecia.

    Toda una metáfora... Besazo.

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  6. No le dí muchas vueltas a la hora de escribirlo (se nota jajaja), solo me vino la idea y tecleé.
    Besos.

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  7. Que mal rollo jaja, ya era extraña la situación al principio de la lectura pero es que el final ya llega a la cima. Y es que muchas muñecas realmente dan sensacion de ser reales y eso que digamos que no es grato. Me ha gustao el relato. Un abrazo Angela.

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    1. Nunca me han gustado la muñecas, Rendan. Me gusta la vida, no las imitaciones de la misma.

      Besos.

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